Boyacá, la joya oculta del turismo en Colombia.
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Boyacá un destino majestuoso:
Por
Néstor Meléndez Soler
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Cercano a Bogotá por una muy buena carretera,
se encuentra un destino al cual muchos de los habitantes de la gran ciudad capital
de Colombia ven como el hogar de sus
ancestros.
Es el departamento de Boyacá,
el cual no se encuentra en los planes de viaje de la mayoría de los turistas extranjeros
que vienen a Colombia, pero que es una joya
digna de conocer.
Boyacá es la cuna de la libertad
de Colombia, ya que en esas tierras fue donde se libraron las batallas
decisivas para la independencia del reino de España en 1819. Y es que era un
lugar de suma importancia para las tribus indígenas que habitaban el territorio
antes de la conquista, y también para los españoles quienes fundaron
importantes poblaciones en el territorio boyacense.
Fértiles tierras, hermosos paisajes de montaña, pueblos coloniales, algunos
de los cuales parecen detenidos en el tiempo, son algunos de los atractivos que
empiezan a atraer al turismo foráneo que ahora está llegando a Colombia en
mayores números.
Después de unas dos horas de
camino desde Bogotá, en las cuales el viajero se va a maravillar con el
paisaje del altiplano Andino que une a los departamentos de Cundinamarca y
Boyacá, se llega a Tunja, pasando primero por uno de los lugares más importantes
para la historia de Colombia, el Puente de Boyacá.
En ese lugar fue que se libró la última gran batalla que selló la
independencia de Colombia del reino de España el 7 de Agosto de 1819.
Es un precioso museo al aire
libre en el cual los turistas pueden apreciar un valle que es surcado por el
río Teatinos, un pequeño hilo de agua en un lugar de gran significado para
todos los colombianos. Magnificas esculturas rinden homenaje a los héroes de la
independencia del país. Es un lugar para entender a Colombia y descifrar
nuestra libertad y rebeldía innata.
Un poco más adelante por la carretera se llega a Tunja, la capital del departamento de Boyacá. Es una ciudad en que la arquitectura y los recuerdos de la conquista española se aprecian en su centro
histórico. Bellas y ornamentadas iglesias, inmensos monasterios, edificios institucionales y casas coloniales
de grandes proporciones adornan esta ciudad que fue de suma importancia para
los indígenas que habitaron la región y posteriormente para los conquistadores.
Fue en aquellas épocas la más grande ciudad del virreinato de la Nueva Granada, como se le conocía al territorio que
hoy ocupan 4 países, Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá.
Desde Tunja hay varias opciones para continuar el camino. Pueden ir a uno
de mis destinos favoritos en Colombia, la hermosa población de Villa de Leyva, lugar de descanso para
los virreyes y la clase dirigente que venía desde Santafé de Bogotá a relajarse
y disfrutar del buen clima, no tan cálido y más bien seco de este lugar que
parece un set de película de Hollywood.
Y es que Villa de Leyva mantiene intacta su arquitectura desde aquellos
tiempos. Sus calles empedradas, los hermosos edificios, su gran plaza y los
pequeños parques, hacen de este lugar un destino realmente sensacional y único.
Agradables hoteles, excelentes restaurantes y diversos planes de
aventura completan la experiencia de viajar atrás en el tiempo que se puede
sentir en este hermoso lugar, que además ofrece una geografía preciosa y muchos
microclimas, incluyendo valle, montañas, ríos, bosque nativo y también desierto.
Muy cerca están otras poblaciones que complementan la aventura. La comida típica es realmente deliciosa,
no deje de probar las arepas y la longaniza (especie de chorizo, embutido) y déjese
tentar por los deliciosos postres que seguramente le ofrecerán.
Los nombres de los pueblos son indígenas y algunos de ellos le sorprenderán,
Sutamarchán, Sáchica, Soatá, Raquira
son algunos de ellos que llevará de vuelta en su corazón cuando regrese a
casa.
En Boyacá también le recomiendo visitar Paipa y disfrutar de sus aguas termales y de la excelente oferta
hotelera. Muy cerca de Paipa está el Pantano
de Vargas, otro lugar histórico para nosotros los colombianos. Allí se dio una batalla que fue decisiva para ganar la independencia de Colombia.
Hay un gigantesco monumento en honor a 14 lanceros quienes fueron los encargados
por el Libertador Simón Bolívar de “salvar
la patria” en un momento en que la batalla estaba casi que pérdida. Es muy
agradable e informativo escuchar a los guías turísticos locales contar los aconteceres históricos
que sucedieron en ese campo de batalla cuando corría el mes de agosto de 1819.
Y ya que está en Boyacá puede ir a Sogamoso,
el lugar donde nacieron el sol, Sue y la luna, Chía, de acuerdo a la cosmogonía chibcha, quienes eran los indígenas que habitaban la región. Es una ciudad industrial que conserva muchas tradiciones. Muy cerca puede ir a la Laguna de Tota, un inmenso lago con aguas azules y playas blancas,
el agua es fría, se practican deportes náuticos y pesca de trucha, que por
cierto cocinan de una manera exquisita. Si le gusta el vino puede ir al viñedo
y cava Loma de Punta Larga, allí podrá degustar excelentes vinos añejado de las
cepas producidas en ese valle que cuenta con un microclima peculiar que les da un carácter muy especial.
No deje de probar la carne que ofrecen en los distintos asaderos que hay sobre
las carreteras, de verdad que es deliciosa al paladar. Conozca el Museo Arqueológico a donde podrá
apreciar la reconstrucción del Templo
del Sol, un lugar de adoración para los indígenas Muiscas.
Si está en Colombia conozca Boyacá, su gente es realmente amable y
cariñosa y sus paisajes son de lo más lindo que usted puede ver en el planeta. Vaya a “la tierrita”, como le dicen los
boyacenses a su departamento, y entienda
de primera mano porque los campesinos son tan importantes para la felicidad del
mundo.
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Recuerde
que viajar lo hace ser una mejor persona.
Periodista:
Néstor Meléndez Soler
nmelendez.vmg@gmail.com
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